La pobreza es uno de los problemas más grandes y complejos a los que se enfrenta nuestro mundo actualmente. Las personas que viven en la pobreza carecen de acceso a recursos como alimentos, educación, finanzas, higiene y atención médica. En resumen, las necesidades humanas básicas no se satisfacen.
Por lo tanto, la lucha contra la pobreza es un desafío enorme. Y en 2020 se ha visto agravado por la pandemia del coronavirus.
En su último informe, el Banco Mundial dice que la pandemia y la recesión global, empujará a 150 millones de personas más a la pobreza extrema para 2021.
Sabemos que podemos jugar un papel relevante utilizando nuestra escala donde la gente está sufriendo.
Actuar en las principales emergencias que enfrenta el mundo es una forma de hacerlo. Por ejemplo, las donaciones y los programas de emergencia fueron una parte clave de nuestra respuesta inicial al Covid-19. Implementamos medidas para proteger vidas y los medios mediante el lanzamiento de la Hygiene & Behavior Change Coalition (HBCC): una colaboración público-privada entre Unilever y la Oficina de las Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCOD) del Reino Unido para frenar la propagación del Covid-19, con destacados académicos de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) también en el equipo central.
La colaboración tiene como objetivo llegar a mil millones de personas a través de una inversión de 100 millones de £ en programas de higiene, campañas de concienciación y entrega de productos a las personas en el mundo en desarrollo.
Pero el impacto del Covid-19 en el panorama económico apenas ha comenzado. Y así como no hay argumentos comerciales para soportar la pobreza, no existe una solución rápida para erradicarla.